La digitalización es nada menos que una revolución industrial que presenta grandes desafíos a las empresas. A diferencia de las tres olas anteriores de industrialización, o sea, la mecanización, la producción en masa y la automatización, Industria 4.0, como también se llama la transformación digital, ya no tiene lugar en el espacio real, sino cada vez más en el mundo virtual de inmensas cantidades de datos. Mientras que en el pasado la máquina de vapor, luego la línea de montaje y finalmente el uso de la electrónica eran responsables de los cambios radicales, hoy en día varias megatendencias como la automatización, la conectividad, la movilidad, la globalización y la seguridad tienen que combinarse. Con la ayuda de tecnologías digitales e inteligentes, los procesos de producción se conectan en red y se automatizan paso a paso para que las máquinas, los productos, las líneas completas y, por último, las personas se comuniquen y trabajen juntos de manera más eficiente.
El llamado gemelo digital, en particular, permite la reubicación en el espacio virtual mediante el seguimiento y el mapeo de todas las fases del ciclo de vida de un producto. Esto significa que todos los procesos de producción y los productos pueden simularse virtualmente. Los procesos de producción alternativos y optimizados aparecen en la pantalla y aumentan la eficiencia de las líneas de producción.
Uno de los requisitos previos más importantes para esto es la consistencia de la ingeniería en toda la cadena de valor con el fin de evitar las llamadas interrupciones de datos en las interfaces de las disciplinas de ingeniería mecánica, eléctrica y el software. A diferencia de lo que es común hoy en día, el trabajo no se realiza de forma secuencial, es decir, uno tras otro y por separado. Idealmente, todas las áreas trabajan en paralelo en la implementación de un proyecto y utilizan un modelo de datos común, la base para el gemelo digital, que representa virtualmente una planta en cada detalle y permite simulaciones exactas.